Planes para el pasado

Tengo la cabeza repleta de planes para el pasado. ¿Qué otra cosa puede hacer un hombre de setenta y seis años que no ha logrado domesticar a la vida? Dicen los que saben que hay que hacer planes para el futuro, que allí está el centro de la diana al que apuntar. A mi, en cambio, se me da de maravilla hacerlos para el pasado. Es más, me atrevo a decir que, si hubiera un concurso en la materia, lo ganaría y por fin me coronarían por algo. 

Dicen los que saben de escritura que mucho se puede aprender copiando a los que vinieron antes y sacaron de sus entrañas algo interesante para decir. Dicen que la clave es copiar con sutileza, que no hace falta que el lector te pille. Pero, como no tengo ningún interés en hacer las cosas bien, me limitaré a lo que se me da naturalmente: hacer las cosas mal. Llevo setenta y seis largos años así y no veo un motivo por el cual deba cambiar ahora. Haré las cosas tan mal que me coronarán también por esta razón. Luego veré qué hago con las dos coronas.

Los relatos cortos no son para referencias, pero como la corona que yo anhelo se gana haciendo las cosas mal, me atreveré a traer a colación a Julio Florencio Cortázar, que publicó sus instrucciones para llorar, cantar y dar cuerda a un reloj sin perder la compostura. Procederé luego a copiarlo explícitamente, acercando instrucciones para hacer planes para el pasado. Que explote todo. Me da igual, si yo lo que quiero son las coronas.

Como decía, tengo la cabeza colmada de planes para el pasado y últimamente no duermo bien. Lo que me mantiene en vela por la noche es tener este don y no compartirlo con nadie. Quizá cuando lo comparta finalmente podré irme en paz. Setenta y seis años son muchos para no llevar ninguna corona y veo aquí mi oportunidad de trascender. Con vuestro permiso, procedo:

Cómo hacer planes para el pasado

Sin necesidad de un por qué, atengámonos a la manera correcta de hacer planes para el pasado, aquella especie de hipótesis nula cuya única utilidad radica en probar que lo contrario es cierto. Se entiende por “contrario” el hacer planes para el futuro como el común de los mortales. Para hacer planes para el pasado, dirija la imaginación a aquella vida posible de haber escogido un camino alternativo. Contraiga los músculos del rostro y llore por aquello que no fue. Luego, envuelva el plan de vida alterno en un manto de húmedas y coloridas flores. Construya una balsa y ponga el manto sobre ella. Colóquela en el mar, vuelva a su cama e intente conciliar el sueño.

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